Los primeros judíos
Tenemos evidencias de judíos en el reino medieval de Galicia desde los primeros momentos de la repoblación cristiana en la Alta Edad Media, primero en el campo y luego en los pequeños burgos que se formaron hacia el año 1000, desde el norte (necrópolis judía de A Coruña) hasta el sur ourensano y portugués, en la parte del amplio reino de Galicia, y aún del reino de León, con mayor presencia judía en los siglos X-XI, debido a la política repobladora de la nobleza laica y eclesiástica gallega, con el apoyo de la monarquía, que no hacía distinciones entre religiones y etnias.
Los Judíos en Galicia
Las tierras de Celanova, entre los ríos Miño y Limia, e incluso más allá, porque las propiedades del monasterio llegaban hasta Coimbra, son el mejor paradigma peninsular de convivencia rural de las «tres culturas», cristianos, moros y judíos, en la Alta Edad Media, lo que se refleja en la onomástica, ya que abundan los nombres de Abraham, Daniel, Isaías, Moisés, Saúl, David, Salomón…, así como nombres árabes: Habze, Abdella, Cidi o Muzalha. Fueron musulmanes, convertidos o no convertidos, quienes construyeron el único resto que queda del monasterio del siglo X: la capilla de San Miguel de Celanova, destacada muestra del arte islámico en Galicia.
Los judíos y mudéjares de la Galicia sur trabajaban entonces, en su mayoría, en actividades agrícolas, como siervos o como hombres libres, que incluían el cultivo del vino.
Los judíos de la Galicia altomedieval también se dedicaban al comercio de telas de seda, que llegaban a Galicia a través de la ruta jacobea