Casa gótica
Es raro encontrar una comarca en Galicia donde la tradición popular no le atribuya de manera imaginaria a algún edificio antiguo, la condición de lugar donde la Inquisición torturaba a sus prisioneros. Ribadavia, tierra de judíos, no podía ser menos. Se le llama «la casa de la Inquisición» a la casa gótica de la calle San Martiño, sin duda, por el escudo inquisitorial en su portada.
El Emblema Inquisitorial en Galicia:
El Santo Oficio llevaba a los detenidos de toda Galicia para interrogarlos, torturarlos y juzgarlos en su prisión de Santiago de Compostela. Además, la Inquisición contaba con una importante red de familiares y comisarios, con derecho a portar armas, que recogían denuncias, espiaban y actuaban como intermediarios, a veces de manera corrupta. Estos cargos eran codiciados por pequeños nobles y eclesiásticos que adoptaban como emblema heráldico el de la Inquisición, que tenía tres elementos: la cruz, representando a Cristo Redentor y a su Iglesia; una rama de olivo a la derecha, simbolizando la gracia divina; y una espada a la izquierda, que representaba los castigos y penas necesarios contra los herejes y descreídos.
En la comarca del Ribeiro se conservan varias casas blasonadas con la labra inquisitorial, que pertenecieron a algún familiar o comisario del Santo Oficio, en Leiro, Moldes, Eiras, Arnoia y Remuños. En la villa de Ribadavia también encontramos un emblema inquisitorial en el convento de San Domingos, y otro en la hermosa casa de San Martiño que, en el siglo XV, mandó hacer el señor Pedro Vázquez de Puga, junto a otros blasones que corresponden a los apellidos Puga, Bahamonde y Mosquera, familias todas ellas muy vinculadas a la Inquisición en Galicia en el siglo XVII. Esta misma serie de escudos se repite en la iglesia de la Oliveira y en una casa ya desaparecida de San Cristovo de Regodeigón, ambas relacionadas con los descendientes del regidor Pedro Vázquez.
Los inquisidores locales introdujeron variantes significativas en los emblemas de la Inquisición que exhibían con orgullo. En el escudo de la casa gótica se superpone la espada laica sobre la cruz, poniendo en evidencia la función punitiva del Santo Oficio, mientras que en la lápida funeraria de San Domingos lo que destaca es una gran cruz de los frailes predicadores, acompañada a su derecha por una espada, en la que el grabador o el tiempo han eliminado la empuñadura que le daba forma de cruz.