Los judíos de Ribadavia
La pérdida de la documentación municipal de Ribadavia hace que no tengamos noticias certeras de su judería hasta 1386. Damos por hecho que la comunidad judía ribadaviense se formó en los siglos XII y XIII, al igual que en las otras ciudades medievales gallegas y peninsulares, beneficiada por la instalación de judíos, desde el siglo X, en las vecinas tierras de Celanova, y por la existencia de un potente grupo de mercaderes en Ribadavia, desde la concesión del fuero por parte de Fernando II en 1164.
Museo etnológico
¿Que sucedió en 1386?
El duque de Lancaster, casado con la hija mayor del difunto rey Pedro I, aspirando al trono de Castilla, invade Galicia sin encontrar casi resistencia, salvo en Ribadavia, que fue asediada por un ejército de más de 2.000 lanceros y arqueros ingleses, que lograron tomar la villa utilizando una espectacular torre con ruedas. Los ingleses entraron a saco, y, según la crónica contemporánea de Froissart, «ce jour occis ungs et autres, parmy les Juifs dont il y avoit assés, plus de quinze cens. Ainsi fut la ville de Ribadave gaignée à force, et eurent ceulx qui y entrèrent, grant butin d’or de d’argent ès maisons des Juifs par espécial». Es decir, las testimonios de Froissart destacan la riqueza en oro y plata de los judíos de Ribadavia, que fueron robados y asesinados, junto con los demás vecinos, por las tropas del Duque de Lancaster.
Froissart exagera, con toda evidencia, cuando nos habla de «quinze cens» (quince cientos, 1.500) judíos ribadavienses en 1386. Este tipo de cifras medievales en las crónicas sobre batallas son, por lo general, poco fiables. Había aproximadamente en Ribadavia unos 500 vecinos. Los judíos rara vez superaban el 10-15% de los vecinos en las ciudades medievales de nuestro entorno. En Ribadavia de 1386 no debía haber más de 50 judíos, una docena de familias, en su mayoría viviendo en las casas de la calle de la judería, luego Merelles Caula, quienes, sin lugar a dudas, tenían una influencia económica en la villa del Ribeiro muy superior a su número, como se dieron cuenta los asaltantes ingleses.
